No tiene efectos secundarios de ningún tipo, excepto los escalofríos y la fiebre que se producen durante su administración, que no son más que un signo patente y fehaciente de la fuerte estimulación del sistema inmunitario que se produce.

En el 70% de los casos se produce una intensa disminución del dolor e incluso la desaparición completa del mismo.

En 1890, el doctor William B. Coley (1862-1936) supo por medio de un paciente de cáncer, que su remisión fue provocada por fiebres altas motivadas por erisipela (una infección bacterial de la capa superior de la piel y de las vías linfáticas). Coley descubrió por medio de trabajos de investigación que también Robert Koch, Louis Pasteur y Emil von Behring habían descrito casos similares después de que se diagnosticara erisipela. En 1891 inyectó a un paciente de cáncer –un inmigrante italiano, de unos 35 años, que ya había sido operado en dos ocasiones de recaídas y que según el pronóstico solo tenía unas pocas semanas de esperanza de vida– bacterias de erisipela del tipo Streptococcus pyogenes directamente en el tumor. Coley repitió la intervención durante varios meses y el tumor fue a menos. El paciente sobrevivió 8 años más. Más tarde, Coley utilizó una mezcla (la toxina de Coley) de bacterias muertas de Streptococcus pyogenes y Serratia marcescens, junto con endotoxinas activas en los tumores. En los casos de sarcoma de tejido blando, Coley alcanzó con su método una tasa de éxito del 10%.

Se considera al Dr. William B. Coley como el padre de la inmunoterapia oncológica.

La toxina de Coley no la fabrica ningún laboratorio porque su patente es libre y no es rentable para ellos. Es inaudito que un “fármaco” tan eficaz como este y descubierto el siglo pasado no sea fabricado y vendido por ningún laboratorio en el mundo.

Hay un excelente libro en el que se explica con sumo detalle cómo se debe fabricar este excelente inmunoterápico.

A Continuación se puede observar en las siguientes fotografías como una paciente afectada de adenocarcinoma de mama con 2 ganglios linfáticos positivos en axila derecha ha tenido una disminución del tamaño de su tumoración mamaria aproximadamente del 65%. Comparar fotos. La paciente recibió durante 5 días un preparado a base de urea IM denominado RAYV 966 que en palabras de la propia paciente y en posterior apreciación mía personal produjo una reducción de la masa tumoral del 20% aproximadamente, el 6º día comenzó tratamiento con la toxina de Coley diario de lunes a viernes durante 3 semanas, más ozono rectal 200cc diarios y una dosis semanal de vitamina C de 50 grs. IV.

toxina de Coley

Tres días antes de darle el alta recibió 1 dosis intratumoral en la mama de 4 fármacos inmunoterápicos (protocolo Dr. Jason Williams): 1 mg de CpG, 1mg de OX 40, 5 mg de Ipilimumab (Yervoy), 3 cc de Lipiodol (contraste graso) y 10 mg de LTX 315.

Este conjunto de tratamientos ha dado hasta el momento un resultado muy positivo, con una reducción tumoral en menos de 41 días del 65% tanto en la mama como en los nódulos linfáticos axilares (había 2 nódulos y uno de ellos el más pequeño ya no se palpa).

Estamos utilizando de forma conjunta al mismo tiempo el suero potenciador inmunitario del Dr. Sinforiano Posadas (IMBIOMITER) y la toxina de Coley.

Después de ser dada de alta en nuestro centro con una reducción tumoral tanto en la mama como a nivel axilar de aproximadamente el 65%, recibió 2 únicas dosis de quimioterapia, produciéndose al mes y medio una desaparición completa de la masa tumoral mamaria y del 90% en los nódulos axilares. El TAC solo informaba de 2 ganglios retropectorales y uno axilar.

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